Hola larpeiros! Después de uno de esos muchos periodos de silencio a los que ya os tenemos acostumbrados, volvemos para contaros una nueva experiencia gastronómica. De esta vez nos fuimos al Valentin, un precioso café-restaurante de cocina internacional, decorado con mucha personalidad y al que se puede acudir acompañado de perro, ya que es de los pocos locales pet friendly de la ciudad. La idea de visitar el Valentín surgió hace unos meses, cuando descubrimos el local mientras paseábamos los cuatro por la zona. Recuerdo que era ya tarde para cenar y nos encontramos con el simpático cocinero disfrutando de su merecida cerveza en la terraza del local. Nos dio para la mano la carta para que conociéramos el tipo de comida hacen y de pronto nos quedamos con la curiosidad de saber como serían los bagels y los postres. Pasó el tiempo hasta que ayer, Patricia, nuestra larpeira más protestona, tuvo la excelente idea de poner en práctica la pendiente visita a este maravilloso local. Como siempre lo veíamos lleno, María en seguida llamó y reservó una mesa para el segundo turno de cena, el de las 23h. Nos dieron una mesa junto a la ventana, el sitio perfecto para apreciar al mismo tiempo el precioso interior del local y la terraza. En seguida nos atendió una agradable camarera de pelo corto (que creemos se llama Rebe) y anotó la comanda. La noche veraniega nos hizo decidirnos en seguida por una jarra de sangría, aunque Álvaro y Patricia hayan pedido también vino tinto. Para compartir pedimos salmorejo, brochetas de langostinos y boniato gajo. Todo exquisito: el salmorejo estaba bien fresco y con la consistencia perfecta; los langostinos crujientes por fuera y suaves y jugosos por dentro; la mayonesa de cítricos bastante equilibrada, ni muy ácida ni muy grasienta; y el boniato fue una agradable sorpresa, ya que contrastaba su característico dulzor con la salsa de miel y mostaza. De plato principal pedimos cada uno un plato, aunque al final acabamos probando todos un poco de cada. María se pidió un bagel de secreto con patatas gajo, Patrícia eligió un sandwich New Killer Club, Álvaro un tataky de atún con mango y cliles y yo un solomilo con puré a la antigua. Una vez más coincidimos los cuatro en que todo estaba delicioso: el tataky sobretodo estaba maravilloso, sabroso y en el punto exacto de cocción; el bagel de María, un éxito; el sandwich de Patrícia estaba bastante jugoso, a pesar de tener bastante volumen de pan; y el solomillo, mezclado con ambos purés - de patata y de manzana -, era la combinación perfecta entre lo antiguo y lo moderno. Luego llegó el momento del postre. Y que momento! No dudamos ni un segundo en pedir los cuatro postres de la carta para compartir. El brownie a la crema de orujo estaba perfecto, con la consistencia de un brownie y la suavidad de un bizcocho recién hecho. La trifle del día era de fresas con nata y combinaba el auténtico sabor de este clásico con una textura cremosa (sin fresas enteras a lo bestia) además de una elegante presentación. En cuanto al sandwich casero de helado, a pesar de que la galleta resultaba bastante dura y gruesa en contraste con el helado, ha sido el mejor de los cuatro postres en cuanto a sabor. Y por último, la tarta de chocolate blanco con frutos rojos y coco era como una orquesta de sabores y colores muy bien integrados, una delicia. Así que solo puedo decir que fue una cena excelente, la comida perfecta, la atención correcta y el local precioso. Recomendamos. Esta es nuestra valoración del Valentin:
Valoración total: 10 larpeiros sobre 10. |
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¿Larpeiro?Larpeiro es la palabra gallega para goloso. #Los4Larpeiros
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Julio 2015
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